Déjame, déjame... vete a esconder... tras esos lentes baratos,
tras ese riquísimo café,
vete ya no te detengas,
en el momento mismo en que lo hagas,
moriré pálida...
silente,
entenderé por fin...
que no había nada a cambio,
de aquella danza prohibida,
en la que tú y yo decidimos participar.
Sólo estar ViVa... ya es MuchO
tras ese riquísimo café,
vete ya no te detengas,
en el momento mismo en que lo hagas,
moriré pálida...
silente,
entenderé por fin...
que no había nada a cambio,
de aquella danza prohibida,
en la que tú y yo decidimos participar.
Sólo estar ViVa... ya es MuchO
5 comentarios:
Decepción tras decepción un día comprendemos que único que tenemos es la respiración.
Besos.
Pensaba que te había comentado...
Bueno, pues que me gusta mucho el poema.
Besos.
La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
abrazo
muy buena intensidad.
Intensidad que gusta.
Un abrazo.
David
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